Simplemente el cendero se enchueco, se perdio el norte y nunca se encontro, paseamos por caminos ajenos ke nunca nos identifico. El diario, la rutina, se impregno aunke nunca lo observamos, sin duda ella nos observo siempre luchando con una guerra propia nos dimos cuenta de ke nada cambio el alma no se vendio y el espiritu siempre vivio.
Juanjo
domingo, 13 de enero de 2008
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